Este peculiar personaje es negacionista de la pandemia, "antivacunas", opositor al matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto y la eutanasia, enemigo de los feminismos, la prensa y los inmigrantes. Miembro del Opus Dei que considera que Dios es su jefe, practica el celibato y la autoflagelación. Cree que una conspiración comunista pretende acabar con Perú, ha sido investigado por lavado de dinero y deudor de impuestos, le dicen 'Porky'.
Rafael López Aliaga es un empresario de 61 años que el domingo ganó la alcaldía de Lima al obtener el 26.28% de los votos en las elecciones municipales, que demostraron la fragmentación política de Perú y en las que los grandes derrotados fueron Perú Libre, el partido que llevó a Pedro Castillo a la presidencia, y Fuerza Popular, liderado por Keiko Fujimori.
Con su triunfo, López Aliaga se erige como líder de la oposición a Castillo. De hecho, ya advirtió que no se reunirá con el presidente, a pesar de que necesita el acompañamiento del Gobierno nacional para cumplir con una serie de polémicas promesas de campaña que van de convertir a Lima en una potencia mundial, a conseguir un préstamo de mil millones de dólares o construir un tren.
"Que (Castillo) se asile en un país para que no lo persigan y que nos deje el país en paz", advirtió el martes, al descartar por completo una eventual reunión con el mandatario y reiterar su exigencia para que renuncie o sea sometido a un juicio político que lo destituya.
El empresario salió fortalecido de los comicios a pesar de que es el alcalde de Lima que menos votos obtiene en las últimas cuatro décadas. De cualquier manera, representa un triunfo electoral clave de una carrera que ya arrastraba sus frustradas postulaciones para congresista y presidente y que comenzó en 2007, cuando fue electo como regidor de Lima, cargo que ocupó hasta 2010.
Desde entonces comenzó a saltar a la fama por sus posiciones ultraconservadoras. Una década después, fundó el partido Solidaridad Nacional y buscó ser congresista. No ganó ninguna curul, pero sí obtuvo más visibilidad en un país acosado por crisis políticas y la destitución del expresidente Martín Vizcarra.